- Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol
- Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita
- Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda
- No importa cuánto se viva sino cómo se vive, si se vive bien y se muere joven, se puede haber contribuido más que una persona hasta los ochenta años preocupada sólo de sí misma
- Nada se olvida más despacio que una ofensa; y nada más rápido que un favor
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